Amados Hermanos:
“…Pero a causa de las fornicaciones, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido. El marido cumpla con la mujer el deber conyugal, y asimismo la mujer con el marido. La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio cuerpo, sino la mujer.
No os neguéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos sosegadamente en la oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia…si no tienen don de continencia, cásense, pues mejor es casarse que estarse quemando.
Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer. Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene mujer que no sea creyente, y ella consiente en vivir con él, no la abandone. Y si una mujer tiene marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone. Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que ahora son santos. Pero si el incrédulo se separa, separese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios.
Porque ¿qué sabes tú, o mujer, si quizá harás salvo a tu marido? ¿O qué sabes tú, oh marido, si quizá harás salva a tu mujer? Pero cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga; esto ordeno en todas las iglesias” (1ª Corintios 7:1-17).
1. Es por demás que no se presenten problemas, dificultades o contratiempos entre esposos, por falta de amor, consideración, sabiduría, tacto, educación y cultura.
2. No hay matrimonio completamente perfecto–donde no se presenten problemas de distinta índole y magnitud; nosotros mismos los fabricamos; los generamos; los hacemos a la medida; pero todo problema, con una buena dosis de amor y voluntad, se puede resolver. Hay que hacerles frente con resolución y buen ánimo a los problemas.
3. El capítulo 7 de 1ª Corintios, nos presenta a San Pablo, dando respuesta a las distintas preguntas de los hermanos corintios, acerca del matrimonio.
4. No es la voluntad de Dios que los esposos estén siempre discutiendo y aproblemados, ni mucho menos que se separen, ni se distancien; deben de estar juntos y andar juntos, siempre que sea posible, como lo hicieron Aquila y Priscila.
5. Hay varias clases de separación, pero no es la voluntad de Dios que los esposos se separen; así lo manda el Señor.
6. Los problemas se presentan, y deben ser resueltos con estudio, meditación, sabiduría, oración, y mucho cuidado.
7. Dios no permite a ningún hombre, tener al mismo tiempo más de una mujer, ni a una mujer, más de un hombre. Esto sería adulterio y poligamia, condenado por el Señor.
8. El matrimonio se originó en la mente de Dios. Él lo instituyó para la felicidad y dicha de la humanidad.
9. El matrimonio, según Dios, es la unión para toda la vida de un hombre y una mujer, instituido por Dios. Es más que un contrato humano; es algo que entra a lo divino y santo; y poca cosa es el hombre para disolverlo.
10. Todos los que entran en este santo estado, deben cumplir fielmente y a cabalidad los deberes propios de tal unión, delante de Dios y de los hombres.
11. Todo lo que aumenta las tensiones, o todo lo que haga al matrimonio infeliz o ineficaz, para no cumplir el objetivo para el cual fue instituido, debe evitarse cuidadosamente a toda costa.
Deseamos que inicien esta semana con la verdad de nuestro Dios en sus mentes y corazones para que el enemigo no les haga tropezar y si por algun motivo tropiezan, Fiel es Dios para levantarlos. Esforcémonos en agradar a Dios y también el uno al otro.
Con sincero amor
Fco Javier Silva y Rossana R.
MINISTERIO DE MATRIMONIOS Y FAMILIA
IGLESIA CRISTIANA LA SERENA
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